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    Qué es el talkaholismo y cuáles son las seis maneras de combatirlo

    Hay persomas que hablan poco: son reservadas, parcas, introvertidas. Otras hablan mucho: son muy abiertas y verborrágicas. Y todo eso se encuentra dentro de lo considerado normal. Sin embargo, existen algunas personas que hablan demasiado, como si no pudieran parar de hacerlo.

    Esta conducta a veces resulta muy agobiante para los demás. Intentan mantener una conversación con ellos, pero se rinden al poco tiempo. No hay manera de que paren.

    Qué es el talkaholismo

    Los lingüistas los llaman narcisistas conversacionales, adictos a la conversación, demasiado comunicadores y muy verbalizadores. El talkaholismo, también conocido como hablar compulsivamente, es un comportamiento caracterizado por una necesidad excesiva e incontrolable de hablar. Las personas con este síndrome se sienten obligadas a entablar conversaciones y, con frecuencia, luchan por limitar su habla.

    “La característica posiblemente más grave de los ‘adictos al habla’ es que continuarán comunicándose aunque sepan que no es lo mejor para ellos”, afirma una investigación de McCroskey y Richmond y agregan: “Los adictos a la conversación se meten en problemas cuando todo lo que tendrían que hacer para mantenerse al margen sería guardar silencio”.

    Hay algunos estados de manía, ansiedad o agitación que llevan a hablar, hablar y hablar. (Foto: Adobe Stock)
    Hay algunos estados de manía, ansiedad o agitación que llevan a hablar, hablar y hablar. (Foto: Adobe Stock)

    Otro punto que define a estos amantes de la verborrea es el tema de conversación. Este, casi siempre tiene un eje definido: ellos mismos. Quienes les rodean tienen que aguantar una exposición detallada de sus opiniones, vivencias, apreciaciones, planes, recuerdos y todo, absolutamente todo lo que gira en torno suyo.

    Qué hacer con un verborreico

    De vez en cuando, los propios adictos al habla van al rescate, interrumpiendo su volcado de datos para preguntar: “¿Estoy hablando demasiado?”. Es una oportunidad de oro que los oyentes invariablemente pierden porque son demasiado amables y dicen no cuando quieren decir que sí. E incluso cuando dicen que no, sigue siendo un momento incómodo. El adicto a la conversación se disculpa, admite que es un problema, pregunta por el otro y, cinco minutos después, vuelve a hablar sin parar.

    Una persona que hace de la verborrea su estilo de comunicación con los demás podría tener un trastorno psicológico. (Foto: Adobe Stock)
    Una persona que hace de la verborrea su estilo de comunicación con los demás podría tener un trastorno psicológico. (Foto: Adobe Stock)

    “En un contexto clínico, la verborrea puede manifestarse como un síntoma de enfermedades neurológicas, como el trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH), la esquizofrenia, la manía en el trastorno bipolar, el síndrome de Tourette, la demencia, el síndrome de Asperger o lesiones cerebrales traumáticas. Además, también puede estar asociada a la ansiedad, el estrés, la euforia o el consumo de ciertas sustancias estimulantes”, explican desde la Universidad de Navarra, España.

    Para tratar la verbosidad es importante identificar el factor desencadenante, ya que esto significa que el psicólogo pueden recomendar algunos ejercicios para ayudar a la persona a hablar más despacio y facilitar la comprensión.

    Seis formas de hablar más lento y aliviar la ansiedad:

    1. Hablar con mayor claridad, prestando atención a cada palabra pronunciada y tratando de hablar sílaba por sílaba;
    2. Probar hablar con pausas, como si se estuviera leyendo un texto, deteniéndote un poco después de decir una frase, por ejemplo;
    3. Respirar cuando se esté hablando;
    4. Practicar técnicas de relajación, especialmente si el motivo para hablar demasiado rápido es el nerviosismo;
    5. Cuando se hable ante una audiencia, leer el discurso en voz alta y grabar la voz, para que luego se pueda entender la velocidad a la que se habla y comprobar la necesidad de hacer pausas, por ejemplo;
    6. Exagerar los movimientos de la boca al hablar, esto permite que todas las sílabas se pronuncien de forma clara y lenta.

    La Universidad de West Virginia realizó una investigación en la que determinó que el hablador compulsivo suele presentar una personalidad con una estructura extrovertida, psicótica y neurótica.

    En cualquier caso, los expertos coinciden en que es un signo de un problema psicológico o de un rasgo de una personalidad no equilibrada. Por tanto, su abordaje dependerá de la causa que la haya originado.

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