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    Menos alfalfa en Cultura

    A diez meses de asumido Leandro Zdero como gobernador de la provincia, entre tantos puntos flacos de su gestión encandila con su propia oscuridad el nulo desarrollo de políticas culturales.

    Espacios que fueran garantes de la consolidación y desarrollo de las hacedoras y hacedores chaqueños, hoy navegan las aguas turbias de la mera producción de eventos a gran escala. En tiempos en los que se pregona la austeridad como política de Estado, los millones que el gobierno provincial destinó a los grandes eventos hacen pito catalán al gesto adusto del gobernador cuando, sin pronunciarla, copia la frase más infame de la última historia argentina: “No hay plata”.

    Hoy nos enteramos, por ejemplo, que durante la última Cabalgata de la Fe el Instituto de Cultura del Chaco pagó 25 millones de pesos por fardos de alfalfa.

    No hay plata, sin embargo, para concebir una política cultural que contemple el apoyo a la actividad de los elencos artísticos que hoy languidecen en galpones sin la mínima infraestructura. No hay plata para los centros culturales que hasta hace poco eran epicentro del movimiento barrial y comunitario, y en la actualidad se las arreglan como pueden, sin brújula ni recursos. No hay plata para sostener programas que son esenciales para el crecimiento de la actividad cultural del Chaco.

    Hasta hace un año hablábamos del provecho económico y social que el trabajo artístico y cultural representaba para la provincia; hasta hace un año nuestra provincia era el faro cultural del Norte Grande. Nuestras hacedoras y hacedores encabezaban ese movimiento y encontraban en el Estado el respaldo financiero para desarrollarse. Nada de eso existe ni sucede en la actualidad, ya sea por negación como por simple incapacidad de gestión.

    Hoy la agenda del Instituto de Cultura es un páramo. Donde antes había una oferta prodigiosa ahora hay “eventos cada tanto”, en la mayoría de los casos nacidos del entusiasmo y del ímpetu autogestivo de hacedoras y hacedores que no se resignan a esta caída libre. O de organizaciones ya hace tiempo instaladas y legitimadas.

    La participación estatal en eventos como la emblemática Bienal de Esculturas o la Feria del Libro de Resistencia, era el corolario de una política cultural que venía acompañada de un trabajo colectivo que se ramificaba desde y hacia el interior de la provincia, en coordinación con grupos artísticos, con trabajadoras y trabajadores culturales. De allí el empeño puesto en que cada localidad del Chaco tuviese su Casa de la Cultura, su centro cultural de referencia.

    Lo peor es que tampoco hay ideas. No se sabe qué hacer. Y lo poco que aún se mueve es por la inercia de lo poco que dejaron en pie Por no hablar del carácter simbólico —cuya resonancia es bien concreta— que las políticas culturales deberían expresar: cuando desde el gobierno central desbarrancan conmemorando un primitivo “Día de la Raza”, el silencio de las autoridades chaqueñas no hace más que aportar a esta nueva humillación que se pretende infligir a nuestros Pueblos Originarios.

    Hasta en tiempos de pandemia la actividad cultural del Chaco fue de una intensidad que hoy abrumaría a quienes están a cargo de las áreas correspondientes.

    Sin ánimos de ser exhaustiva, ofrezco una lista de iniciativas que en su momento daban cuenta de la intensidad artística y cultural del Chaco:
    -Encuentro de Teatro Joven;
    -Lecturas Colectivas;
    -Rapeale;
    -Expo Futura;
    -Carnavales Populares;
    -Concurso Provincial de Dramaturgia Chaqueña;
    -100% Verano;
    -Juventudes Libres;
    -Activar Patrimonio;
    -Juegos Culturales Evita;
    -Habitar Lo Público (Concurso pcial de Muralismo);
    -Acompañar Cultura.

    A esta lista podríamos sumar los programas Volver a vernos, Chaco Celebra, Impulsar Cultura, y Seamos libres. En su impericia, están dejando morir una herramienta fundamental como es la Ley de Industrias Culturales.

    Gestionar cultura no se trata de poner plata para que suceda un evento. Es mucho, muchísimo más que eso. Están en juego la reivindicación de nuestras identidades, nuestra esencia diversa, plurilingüe y pluriespiritual. Está en juego el desarrollo económico que la actividad cultural es capaz de ofrecer.

    *Por Mariela Quirós Diputada provincial Frente Chaqueño y ex presidente del Instituto de Cultura del Chaco

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