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    Las cinco formas de combatir la eritrofobia, el temor social que nos hace ruborizar en público

    Aunque pueda sonar peculiar, la eritrofobia es un temor común que afecta a muchas personas y se trata de un miedo que se centra en la ansiedad desproporcionada asociada con el rubor facial en situaciones públicas.

    Algunos de los que experimentan ruborizarse en diversas circunstancias tienden a evaluar este síntoma de manera negativa y la conciencia de ponerse colorado, combinada con una evaluación que no es positiva, amplifica el malestar interno, lo que, por ende, intensifica el enrojecimiento.

    Una situación laboral puede desencadenar que una persona se ponga colorada. (Foto: Adobe Stock)
    Una situación laboral puede desencadenar que una persona se ponga colorada. (Foto: Adobe Stock)

    “Si te identificas con esta experiencia, es posible que lidies con la fobia en cuestión”, indicó la psicóloga madrileña Gloria Redondo, a la vez que dijo que, antes de todo, conviene saber por qué se experimenta el rubor facial y cuál es el mecanismo corporal detrás de esta reacción.

    Qué es la eritrofobia

    La eritrofobia se remonta a un proceso biológico básico que, en tiempos ancestrales, contribuía a la supervivencia. En aquel entonces, el aumento de la circulación en la cabeza proporcionaba mayor claridad mental, permitiendo percibir y pensar con agudeza ante posibles peligros en el entorno. Sin embargo, con los cambios en el estilo de vida, esta función perdió su relevancia.

    Este fenómeno se suele desencadenar en situaciones de ansiedad, en las que se activa el sistema nervioso simpático, encargado de prepararnos para la acción, atacar o huir en contextos de peligro.

    Dicho sistema provoca cambios en el cuerpo, siendo la secreción de adrenalina uno de los más notables. Esto se manifiesta a través del aumento en la frecuencia cardíaca, aceleración de la respiración y dilatación de los vasos sanguíneos, facilitando una mayor circulación de sangre en todo el cuerpo. La dilatación de los capilares, junto con el incremento de la circulación, resulta en el enrojecimiento de la piel, evidenciándose el rubor en las mejillas.

    Causas de la eritrofobia

    Sonrojarse es una expresión inespecífica del cuerpo. Quiere decir que puede aparecer en multitud de contextos y situaciones, ya que es una conducta de supervivencia heredada de nuestros antepasados más antiguos. En este sentido, un estudio realizado en 2016 por investigadores de la Universidad de Chile, diferencia el sonrojo, considerado una reacción natural en contextos sociales, y el rubor patológico, caracterizado por su intensidad extrema, que limita el rendimiento y genera sufrimiento a la persona.

    Ya sea en el sonrojo o el rubor patológico, existen múltiples motivos para llegar a ello. Se ha asociado sobre todo al trastorno de ansiedad social, cuando la persona tiene miedo de mostrar síntomas físicos que puedan ser evaluados negativamente por los demás. Otros factores que aumentan la probabilidad de sonrojarse son los siguientes:

    • Experiencias del pasado en las que se sufrieron burlas.
    • Baja autoestima y pensar que uno no es suficiente a los ojos de otras personas.
    • Poca tolerancia a los cambios en el cuerpo, o interpretarlos como algo peligroso.
    • Rasgos de personalidad perfeccionistas y ser demasiado exigente con uno mismo.

    Cómo se puede tratar la eritrofobia

    Como punto de partida, hay que tener en claro que no es posible eliminarla por completo, ya que es una reacción corporal. Lo que sí se puede hacer es reducirla para que no genere tanto malestar. El abordaje de elección sería la terapia psicológica, como en cualquier fobia específica. La administración de fármacos solo estaría reservada a los casos más graves o para circunstancias puntuales, como hablar en público, por ejemplo.

    En cuanto a la psicoterapia, hay varias técnicas que resultan eficaces. Aunque no es posible erradicar este miedo, puedes tratarlo con varias técnicas:

    1. Técnicas de exposición gradual. El mejor consejo para superar una fobia es exponerte a ella. La técnica de exposición es el tratamiento con mayor evidencia para los trastornos de ansiedad, pero para que funcione se tiene que aplicar de forma gradual. En el caso de la eritrofobia, la exposición podía generarse de forma interoceptiva, parecido al tratamiento del trastorno de pánico. Esto consiste en generar rubor facial mediante algún ejercicio físico en el contexto de la consulta y no poder hacer nada por controlarlo. Provocar el síntoma y dejarlo estar, con el tiempo, deriva en la habituación a él. Es una forma de aprendizaje cuya enseñanza principal es que no pasa nada por tener la cara roja.
    2. Relajación diafragmática. Las técnicas basadas en la regulación de la respiración son herramientas empleadas por su eficacia y facilidad de aplicación. Su objetivo principal es reducir el nivel de activación interno de la persona, mediante el cambio en el patrón respiratorio. La más utilizada es la respiración diafragmática que, como su propio nombre indica, requiere coger el aire con la parte baja de los pulmones o el diafragma. Esto no solo maximiza la capacidad pulmonar, sino que también activa el nervio vago, produciendo sensaciones de tranquilidad.
    3. Visualización. Aprovechar el poder de la imaginación es una muy buena idea para vencer los miedos. Cuando hay situaciones que asustan mucho, lo mejor es aproximarse a ellas primero de forma mental. La visualización nos ayuda como un ensayo de conducta para que cuando tengamos que afrontar lo que nos angustia nos sintamos preparados. En el escenario mental cabe la posibilidad de hacer las cosas de forma diferente. Por ejemplo, se puede imaginar la situación de tener que dar una charla en público y hacerlo bien, a pesar del rubor.
    4. Desensibilización y reprocesamiento por movimientos oculares (EMDR). La EMDR es una técnica nueva en el tratamiento de las fobias. Su procedimiento combina dos elementos: la imaginación de una escena fóbica y la estimulación física bilateral mientras se recrea la escena mentalmente. Lo que esta pretende es provocar un procesamiento distinto de la imagen mental ansiógena, de manera que, aunque el recuerdo esté presente, ya no cause tanta angustia.
    5. Hipnosis. Dentro de las técnicas que utilizan el poder mental cabe destacar la hipnosis. A pesar de su fama como algo más propio del espectáculo, lo cierto es que es una herramienta que ayuda a la hora de superar un miedo. La hipnosis provoca la escisión momentánea entre mente-cuerpo. De esta manera, la persona se disocia de sus miedos, los ve desde otra perspectiva y no anticipa que el pánico la paralizará. De acuerdo con la Clínica Mayo, esta alternativa resulta eficaz para el tratamiento de problemas de ansiedad, como las fobias.

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