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    Euforia de los 12 radicales que abandonaron a De Loredo de la mano de Lousteau y Manes

    El diputado Pablo Juliano se convirtió este jueves en el presidente de la fracción radical que abandonó el bloque de la UCR, liderado por Rodrigo De Loredo, y desató la euforia de los 11 legisladores que lo acompañan. «Carla Carrizo es la secretaria parlamentaria y en dos días llenó de reuniones y actividades políticas la agenda», celebraba uno de los miembros del grupo, denominado provisoriamente Democracia para Siempre.

     

    El sello escogido, que podría haber empezado como una respuesta burocrática para informar sobre el estreno de la bancada aunque algunos ya le están tomando cariño, remite a una consigna que se coreaba junto con el nombre de Raúl Alfonsín en la primavera democrática. La definición está sujeta a revisión pero sirvió para aglutinar identidades y procedencias de 12 diputados que vivieron el día después de la ruptura con los radicales con peluca con una mezcla de alivio y liberación.

     

    «No podíamos seguir estando en un no lugar», dijo Juliano, y agregó: «Facundo Manes no puede estar en un bloque donde se agravia a la universidad pública».

     

    Como informó LPO, el nuevo bloque tiene representación en 9 provincias y es el resultado de la confrontación interna entre De Loredo y «los peluca», tal como se apodó a Mariano Campero, Luis Picat, Martín Arjol, Pablo Cervi y Federico Tournier, contra los que siguen a Manes y Evolución. Del lado del cordobés, el quinteto que apoya fervorosamente a Javier Milei y los moderados, atribuyen doble vara a Martín Lousteau, el neurocirujano y Juliano, por votar con el kirchnerismo cuando el radicalismo defendía otra postura y guerrear sin pausa cuando otros legisladores de la UCR coincidían con el oficialismo.

     

    Los pases de factura y los alegatos podrían haber continuado hasta el infinito pero este miércoles, cuando Julio Cobos tendió la mesa para un diálogo entre las partes en pugna, Pamela Verasay notificó que De Loredo iba camino a Casa Rosada y Danya Tavela la cruzó sin piedad. En ese instante se terminó materializando el corte: una cita de tres minutos y un par de gritos liquidaron un bloque que estaba trizado desde el verano.

     

    Uno de los radicales que pegó el salto a las filas de Juliano explicó que intentan evitar que se siga avivando el fuego de «la interna radical». «No lo hacemos por pelearnos, ¿a quién le importa la interna radical?», sostienen, y agregan: «Lo hacemos para plantarnos en los temas».

    Incluso, dejaron la puerta abierta, dicen, por si alguno de los que permanece todavía con De Loredo «se cansa de los radicales libertarios». «Nadie se merece que lo forreen», grafican.

     

    Juliano suele argumentar que el radicalismo tiene que combinar la «construcción parlamentaria con la oposición política» y considera que, para eso, «hay que asumir el desafío de representar cosas». «Se nos estaban cayendo los temas: juntar 150 cristianos para votar una ley y te gane un veto es para recapacitar», explica.

     

    Por eso, se lo escuchó repetir en las últimas horas en cada entrevista que concedió que sus adversarios internos hacían «oficialismo clandestino». «Nosotros estamos obsesionados por construir una alternativa», marcó, y resaltó: necesitamos nitidez porque este bloque tiene la convicción de que los temas tienen que ser la materia que rija las posiciones políticas».

     

    El entusiasmo por la novedad no hace perder de vista a los integrantes de Democracia para Siempre que tampoco estarán eximidos de las tramas políticas y los intereses. «No pensamos todos igual pero no nos vamos a andar matando porque uno diga ‘A’ o ‘B'», prometió uno.

     

    Juliano, de hecho, asumió que tiene «la responsabilidad enorme de lograr que los 11 diputados desplieguen todo su potencial de representación y reinserción en los temas». «Se creen que son la Scaloneta», lo chicaneó un colega en los pasillos del Congreso.

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