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    Elecciones en Irán: la apatía y la desconfianza dominan el balotaje entre un reformista y un ultraconservador

    Irán, cuya influencia es clave en la guerra de Gaza por su apoyo militar y financiero a Hamas y al Hezbolá libanés, elegirá este viernes en un balotaje a su nuevo presidente entre dos candidatos ideológicamente opuestos: el reformista y exministro de Salud Masud Pezeshkian y el dirigente ultraconservador Said Jalili.

    En medio de una fuerte apatía, con la participación electoral más baja desde el triunfo de la revolución islámica de 1979, ninguno de los postulantes obtuvo la mayoría en la primera vuelta celebrada el 28 de junio, un mes después de la trágica muerte del presidente Ebrahim Raisi en un accidente de helicóptero cerca de la frontera con Azerbaiyán.

    “El segundo turno se ha vuelto más polarizado dada la diferencia entre los dos candidatos. Pezeshkian es un político de centroizquierda que está a favor del compromiso diplomático con Occidente. Mientras que Jalili es un candidato de extrema derecha que se opone a negociar con Occidente”, dijo a TN el analista Ali Vaez, especialista en Irán del Crisis Group.

    Qué está en juego en las elecciones presidenciales de Irán

    La muerte de Raisi sacudió el tablero político iraní. Si bien la inteligencia local descartó una participación de actores externos en el incidente, el deceso del presidente se produjo en momentos en que el país se encuentra abocado en una guerra indirecta con Israel (que incluyó el primer ataque iraní con misiles contra territorio israelí) y bajo una férrea represión interna a toda apertura reformista y religiosa.

    “Si bien hay elementos de continuidad en el sistema político de Irán, especialmente porque el Líder Supremo (Ali Jamenei) tiene la última palabra, la trayectoria del país podría diferir fundamentalmente dependiendo del resultado de las elecciones”, dijo Vaez.

    Los iraníes eligen este viernes a un nuevo presidente (Foto: Reuters)
    Los iraníes eligen este viernes a un nuevo presidente (Foto: Reuters)

    En la primera vuelta, Pezeshkian, de 69 años, obtuvo el 42% de los votos, mientras que Jalili, de 58 y reconocido por su participación en las negociaciones internacionales sobre el programa nuclear iraní, lo siguió de cerca con un 38%.

    Los otros dos contendientes, el presidente conservador del Parlamento, Mohamad Bagher Ghalibaf, y el religioso Mostafa Purmohammadi, quedaron fuera del balotaje.

    Para los reformistas, la mayor preocupación es la merma de la asistencia a las urnas, una muestra de la desconfianza de los iraníes por el sistema tras la represión de las fuertes protestas populares de 2022 y 2023 que siguieron a la muerte de Mahsa Amini tras ser detenida por usar de manera incorrecta el velo islámico.

    En la primera vuelta solo votó el 40% del padrón. El recelo interno y los llamados a la abstención de la diáspora iraní condicionan hoy a los reformistas. Analistas citados por la televisión qatarí Al Jazeera estiman que Pezeshkian necesitar una participación superior al 60% para tener posibilidades de ganar el balotaje.

    Los jóvenes iraníes son en especial los más descreídos en un contexto de fuerte represión interna a toda posibilidad de apertura. Piensan que la asunción de un presidente reformista cambiaría poco el régimen teocrático.

    De hecho, el presidente tiene poderes limitados. Simplemente, es el responsable de aplicar las principales líneas políticas que bajan del Líder Supremo.

    Masud Pezeshkian, un reformista de escasa popularidad

    Pero Pezeshkian, un cirujano cardíaco de escasa popularidad, es visto con buenos ojos por quienes buscan un acercamiento con Occidente.

    En sus discursos de campaña, prometió mejorar las relaciones con las potencias occidentales y buscar el levantamiento de las sanciones internacionales por la política nuclear de su país para mejorar así la cada vez más difícil situación económica de los iraníes, con una elevada inflación cercana al 40% anual y una fuerte caída de los ingresos.

    En ese marco, impulsa revivir el desactivado acuerdo atómico con Washington.

    Masud Pezeshkian, el candidato reformista (Foto: Irán Press)
    Masud Pezeshkian, el candidato reformista (Foto: Irán Press)

    Además, cuestionó la represión contra las mujeres que no usan el velo islámico. Con estas propuestas, el postulante reformista busca seducir a una población descreída que prefirió no concurrir a las urnas en la primera vuelta. De hecho, de los más de 61 millones de electores habilitados, solo votaron 24,5 millones, el 40 % del padrón.

    Said Jalili, un duro entre los duros

    En la vereda de enfrente estará un candidato al que el régimen calificó como un “verdadero producto de la Revolución Islámica” que seguirá sin chistar las órdenes del Líder Supremo. Jalili, un duro entre los más duros, garantiza la continuidad de la creciente tensión en Medio Oriente y el enfrentamiento cada vez más palpable con la Casa Blanca por su política nuclear.

    Said Jalili, el candidato del régimen iraní (Foto: AP)
    Said Jalili, el candidato del régimen iraní (Foto: AP)

    No por nada, hoy es uno de los representantes de Jamenei en el Consejo Supremo de Seguridad Nacional, el máximo organismo de defensa de Irán.

    Además, insiste en mantener las políticas de mano dura frente a las mujeres que desafían el uso del velo. Jalili representa hoy la continuidad total del sistema teocrático del país.

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