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    El día que cayó el sicario preferido de Pablo Escobar, el asesino con un apodo inspirado en una argentina

    Pablo Escobar Gaviria pasó a la historia como un temible narcotraficante, pero no construyó su imperio en soledad: el criminal colombiano requirió de todo un equipo para transformarse en el líder del Cártel de Medellín. Uno de los integrantes principales de su banda fue John Jairo Arias Tascón, que se desempeñaba como sicario y que contaba con un curioso apodo íntimamente vinculado a Andrea del Boca.

    Ocurre que el asesino, que hablaba poco y nada debido a su voz aguda y para evitar las burlas de sus pares, se había ganado la plena confianza del oriundo de Antioquia a base de lealtad: tras una infancia complicada en los barrios marginales de la segunda ciudad más poblada de Colombia, Escobar lo convocó cuando era tan solo un adolescente. En una oportunidad, salió a robar y se llevó el reproductor de música de un auto que pertenecía al mafioso.

    Tascón murió cuando tenía apenas 29 años. (Captura YouTube)
    Tascón murió cuando tenía apenas 29 años. (Captura YouTube)

    El hombre que supo quedarse con el monopolio del negocio de la cocaína no quiso ajusticiarlo, sino sumarlo a sus filas gracias a la habilidad que demostró al llevar a cabo el hurto sin importar de quién se trataba el coche. Una vez que lo encontraron, Tascón no tuvo inconvenientes para destacarse y acabó convirtiéndose en el reclutador de otros chicos que residían en zonas humildes.

    Pronto, fue apodado “Pinina”, el mismo nombre que tenía la actriz argentina en la icónica novela “Papá Corazón”: detrás de su mentalidad criminal, el joven demostraba cierta sensibilidad, sobre todo cuando mencionaba a su esposa y a su hija. Incluso, algunos miembros del grupo lo identificaban como “Andrea”, pero el sicario renegaba del mote y se enojaba cuando le hacían bromas.

    El sicario preferido de Pablo Escobar: sus atentados más importantes

    Su debut con el cártel fue en el marco del asesinato del ministro Rodrigo Lara Bonilla, aunque luego actuaría casi todos los operativos realizados durante la década del ‘80. Entre los más resonantes, aparecen el crimen del director del diario El Espectador Guillermo Cano Isaza; el atentado al edificio de DAS, que dejó 52 muertos y más de 600 heridos; y el ataque al vuelo 203 del avión de Avianca que terminó con 110 fallecidos.

    De todas formas, tanto el Ejército como la Policía del país cafetero le habían seguido el paso y habían establecido una millonaria recompensa por su captura. De manera inesperada, fue la empleada doméstica de Pinina quien lo traicionó por completo: le otorgó a las fuerzas de seguridad la ubicación y los horarios del homicida. Finalmente, su caída se produjo el 13 de junio de 1990, de la cual se cumplen 34 años.

    Pinina fue visto muy pocas veces cerca del Patrón del Mal.
    Pinina fue visto muy pocas veces cerca del Patrón del Mal.

    Repentinamente, decenas de oficiales rodearon su hogar en El Poblaco mientras el asesino a sueldo dormía junto con su mujer y su bebé de seis meses. Cuando notó el arribo de los agentes, decidió saltar por la ventana del tercer piso del edificio, lo que provocó que se quebrara el tobillo y el brazo derecho. Además, sufrió diversas lesiones en el cráneo que lo debilitaron de cara a la lucha contra los uniformados.

    Si bien llegó hasta el sótano e iba camino a su auto para huir del lugar, descubrió que el estacionamiento también estaba repleto. Con heridas graves, pudo subir el primer piso arrastrándose y otro grupo de policías lo enfrentó: a pesar de que dieron la voz de alto, Tascón se enfrentó a ellos en el marco de un tiroteo, pero salió perdiendo. Finalmente, el sicario, que tuvo participación en más de 50 delitos con muertes incluidas, acabaría perdiendo la vida con 29 recién cumplidos.

    El Patrón del Mal, visiblemente afectado por el hecho, ejecutó erróneamente a los dos hombres de confianza del criminal creyendo que habían sido ellos los que entregaron la cabeza de su ladero. Aquellos que conocieron de cerca al terrorista afirman que no volvió a ser el mismo y que debió contratar a tres individuos -Mario Castaño, Brances Alexander Muñoz Mosquera “Tyson” y David Ricardo Prisco Lopera- para hacer el trabajo de uno. Pero no logró reemplazarlo jamás.

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