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    CHACO Leandro Zdero y una comitiva viajaran por Europa gastaran mas 25 millones pesos solo en viaticos… hay mas

     

    En un contexto donde la situación económica de muchas naciones atraviesa momentos complicados, y donde los ciudadanos esperan que sus gobernantes actúen con responsabilidad y transparencia, la reciente gira de Leandro Zdero, Gobernador de la provincia en cuestión, ha desatado una ola de críticas y cuestionamientos. Zdero, acompañado por un séquito de funcionarios, entre ellos Livio Gutiérrez, Secretario de Coordinación, y el Intendente de Sáenz Peña, Bruno Cipolini, hara una gira que abarcará casi dos semanas y que incluirá destinos como España, Bulgaria, Roma y Croacia. Sin embargo, el trasfondo de este evento no ha pasado desapercibido y se ha convertido en objeto de controversia, especialmente en lo que respecta a los gastos de viáticos que se han aprobado para esta comitiva oficial.

     

     

     

    Con un costo estimado en más de 25 millones de pesos en viáticos, la gestión de Zdero ha sido objeto de numerosas críticas por parte de sectores de la sociedad que se preguntan si es prudente destinar tal cantidad de recursos públicos a un viaje de esta índole. La suma, que se reparte entre los miembros de la comitiva, supera los 5.000.000 de pesos para cada uno, lo que plantea un dilema ético en un país que continúa enfrentando desafíos económicos significativos, como el acceso a servicios básicos de salud, educación e infraestructura.

    Uno de los aspectos más cuestionados de esta gira es la justificación de estos gastos exorbitantes. Mientras que los funcionarios han asegurado a los medios que la provincia únicamente cubrirá los gastos de los pasajes, la realidad parece ser otra. Es evidente que la asignación de viáticos millonarios no solo genera suspicacias sobre el uso adecuado de los recursos públicos, sino que también resalta una desconexión entre las prioridades del gobierno y las necesidades de la ciudadanía. Los problemas que enfrentan muchas localidades en términos de pobreza, desempleo y falta de oportunidades son palpables, y muchos ciudadanos ven este tipo de viajes como un despliegue innecesario de recursos en lugar de un uso eficaz de los mismos para el beneficio de la población.

    Además, este tipo de situaciones contribuyen a un clima de desconfianza hacia las instituciones y los funcionarios públicos. En un momento en el que muchos habitantes sienten que su voz no es escuchada y que sus necesidades son ignoradas, se genera una percepción generalizada de que los líderes están más preocupados por sus viajes y lujos que por atender las demandas de la sociedad. Este sentimiento se agrava cuando las asignaciones se acompañan de promesas de cambios y mejoras que, a menudo, no se materializan.

     

     

    La discusión acerca de los gastos en viajes oficiales también plantea preguntas sobre la rendición de cuentas y el control sobre los fondos públicos. En un sistema democrático, es fundamental que los ciudadanos tengan acceso a información clara y transparente sobre cómo se utilizan los recursos del estado. Cada peso destinado a viáticos debería ser justificado de manera clara, y debería existir un mecanismo que permita evaluar la necesidad y la eficacia de tales viajes en relación con los resultados que se pretenden alcanzar.

    Resulta imperativo que las administraciones públicas se centren en la creación de políticas que prioricen el bienestar social y el desarrollo económico sostenible. Las giras diplomáticas tienen su lugar y pueden servir para fomentar relaciones internacionales y atraer inversiones, sin embargo, deben ser planificadas y ejecutadas de manera que el retorno de la inversión sea evidente y palpable para la ciudadanía. La pregunta que persiste es si el gasto de 20 millones en viáticos se traduce en beneficios tangibles para la provincia y si las autoridades están dispuestas a responder adecuadamente a las inquietudes que surgen de este tipo de decisiones.

    Finalmente, este «viajecito» nos recuerda la importancia de la ética y la responsabilidad en la gestión pública. Las autoridades deben ser conscientes de su papel como servidores públicos y actuar en función del interés colectivo, garantizando que cada decisión que tome no solo sea legal, sino que también responda a los principios de justicia social y equidad. En un mundo donde la transparencia es cada vez más demandada por la ciudadanía, resulta esencial que los viajes oficiales y los gastos asociados sean revisados y controlados para asegurar que no solo se cumpla con la normativa, sino que también se respete la confianza depositada en sus líderes. En tiempos difíciles, la prudencia y el sentido común deben prevalecer sobre las ostentaciones y los excesos.

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