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    #CHACO El «Zorro» no es sólo un festival de nombramientos de punteros políticos sino de despidos tambien

    El gobierno de Zdero no es sólo un festival de nombramientos de punteros políticos. Es también un festival de despidos masivos. Así balancea.

    Esta vez le tocó el turno al personal de FAPPO (Fideicomiso de Administración de Pautas Publicitarias Oficiales).

    Entro la Policía entró a las oficinas de la calle Remedios de Escalada y le ordenó a todo el personal que tomara sus efectos personales y se retirara del lugar. A todos y todas. O mejor dicho, a todas, porque eran todas trabajadoras con entre 14 y 20 años de antigüedad (Fiduciaria del Norte fue creada en 2001), según testimonios.

    El nivel de brutalidad del relato no tiene precedentes, no me voy a detener en detalles.
    Zdero sigue avanzando no conforme con haber judicializado y anulado los decretos de regularización laboral del gobierno anterior. También limpió ministerios enteros para meter a todo el Comité Provincial de la UCR en el gobierno.

    No es tan fácil. Es un tira y afloje con la Justicia, que ya le ordenó restituir a gran cantidad del personal afectado por su “comisión revisora”. Todos los días se publica un decreto nuevo en el que, de mala gana, el gobernador tiene que ratificar en su cargo de planta permanente a algún agente del que quisieron deshacerse.

    Pero en el caso de FAPPO hay gato encerrado. La casta opera por lealtad a su militancia cinco, diez minutos. No se trata sólo de hacer lugar para meter más gente.

    La verdadera razón de estos despidos masivos es que FAPPO es un fideicomiso que maneja miles de millones de pesos para pagar publicidad a medios amigos meticulosamente seleccionados por “la autoridad de aplicación” (léase Marcos Resico, secretario de Asuntos Estratégicos que reporta directamente al gobernador Leandro Zdero). La orden es clara: que no haya testigos.

    Y es que el personal que fungía en FAPPO pasó por todas las gestiones y hasta se tuvo que fumar la causa Lavado I por la que el excoordinador del Fideicomiso, Gustavo Katavich, fue a juicio por lavado. Saben demasiado como para permanecer en el lugar mientras el gobierno de Zdero prepara los cubiertos para servirse a gusto de uno de los presupuestos más abultados y libres de miradas curiosas de la Provincia. Nadie quiere participar en una orgía llena de mirones.

    Por un lado, FAPPO es una entidad que prevé el reparto discrecional de fondos a empresas de medios del palo o que se arrodillen para hacerles campaña: según la cláusula VI.viii del nuevo contrato de pauta, para que FAPPO le pague a los proveedores, “la Autoridad de Aplicación (Marcos Resico) deberá indicar las “Facturas” que estén en condiciones de ser abonadas”. O sea: él -Zdero- decide quién vive y quién muere.

    Por otro lado, es un agujero negro de miles de millones de pesos. Y no es tan difícil usufructuarlos. A quien haya seguido en profundidad la causa Lavado I no le costará entender que más allá del lawfare parroquial, lo que hubo para condenar y descondenar y volver a condenar funcionarios del peppismo fue un nivel de desprolijidad asombroso. Con media docena de capturas de pantalla y unos cuantos respaldos en MP3 desmontaban la famosa mega-causa.

    Lo que quiero decir es que servirse de FAPPO hasta quedar ahítos es algo que Zdero tiene clarísimo. Por eso, insisto, no quiere que un viejo agente termine buchoneando. Es un lugar delicado, para perros leales. Para socios muy exclusivos.

    Y todo esto ocurre mientras el gobernador vuelve a pedirle al ministro Caputo $29 mil millones de adelanto de coparticipación para pagar deudas. Vamos que venimos.

    el clandestino

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