Martín Lousteau podría estropearle los planes al oficialismo en el Senado para el tratamiento de la ley ómnibus, en el plenario de comisiones previsto para este miércoles. Fuentes parlamentarias dijeron a LPO que el dictamen propio del presidente de la UCR generó malestar en el fueguino Pablo Blanco, quien habría expresado su malestar por la negociación paralela que el economista habría mantenido en el reclamo por los fondos para universidades.
En ese sentido, legisladores al tanto de la discusión admitieron que Blanco se ofendió por la jugada de Lousteau, la licencia que habilita el bloque y el destrato de los libertarios, un combo difícil de digerir. «Ahora quiere que negocien el voto con él», explicaron.
Desde el entorno del fueguino confirmaron «la incomodidad» y la discusión interna. Ante la consulta de LPO, respondieron que «habrá que ver el miércoles», en referencia a la convocatoria para debatir el expediente en la reunión conjunta de Legislación General, Asuntos Constitucionales y Presupuesto.
Fuentes patagónicas agregaron, por otro lado, que Blanco ya entabló conversaciones con el gobernador de su provincia, Gustavo Melella. Su objetivo sería convertirse en el sucesor del mandatario y, para eso, debería seguir cultivando un perfil opositor a la Casa Rosada.
Desde Ushuaia buscaron desmentir esa versión. «Estamos en espacios distintos y Blanco está retirándose, ya fue candidato y perdió la interna de Juntos por el Cambio», graficaron cerca del gobernador.
Sin embargo, el acuerdo que se está tejiendo tendría una primera escala en 2025, cuando se venza el mandato del legislador.
En los pasillos del Congreso, conceden que tanto Blanco como Lousteau serían los dos radicales con margen de maniobra para pronunciarse en la Cámara Alta sin tanta contemplación con las directivas que promueven los gobernadores radicales. Ambos pertenecen a distritos donde los jefes territoriales no son de la UCR: el economista acredita trayectoria en un distrito macrista mientras que el fueguino abrió el diálogo con Melella, jefe del partido de la Concertación FORJA. Ese espacio surgió en 2008, tras una ruptura con el radicalismo e integra actualmente Unión por la Patria.
Por lo demás, el frente radical no sería el único flanco que complicaría a La Libertad Avanza. Aunque desde el entorno de la vicepresidenta Victoria Villarruel habían admitido que la neuquina Lucila Crexell parecía encaminarse hacia el apoyo al proyecto, en los pasillos del Congreso se rumoreaba este lunes que había endurecido su posición. El incumplimiento de la Casa Rosada con demandas concretas del gobernador de su provincia, Rolando Figueroa, habría gatillado un repentino cambio de opinión en la senadora patagónica.
Tal vez por eso, el peronista José Mayans se jactó esta mañana de que el miércoles pasado fueron el presidente provisional del Senado, Bartolomé Abdala, y el jefe de bloque libertario, Ezequiel Atauche, los que levantaron la comisión porque no contaban con apoyo de otras bancadas. En declaraciones a radio 10, sostuvo: «Capaz que el presidente no está enterado que el miércoles fue el propio oficialismo el que levantó el debate porque no lo pudo sostener».
Según el formoseño, había «una versión muy fuerte para tener el despacho de comisión antes del show de Milei en el Luna Park, y eso alteró todo el trabajo del sistema del Parlamento». «Cuando asistimos a la reunión de comisión, ni siquiera el oficialismo sabía cuál despacho se iba a sostener y, ante la pregunta de distintos bloques, decían que tendrían una respuesta para la tarde, pero vino el presidente de la comisión y la levantó porque no tenían ni al funcionario ni la respuesta», concluyó.
El trauma del oficialismo es que creyó que, tras la apabullante supremacía que logró en Diputados con la media sanción, podría aprobar la ley votando a paquete cerrado y sin demoras pero pasó la fecha del frustrado Pacto de Mayo, el expediente lleva tres semanas discutiéndose en comisiones y todavía no cuenta con las firmas suficientes para llegar con el tema al recinto.
En el plenario de comisiones, hay 53 senadores y para sacar despacho de mayoría se requieren 28 firmas, cifra que corresponde a la suma de la mitad más uno del total en cada comisión que interviene en el trámite legislativo. Al cierre de esta nota, no había certidumbre sobre la posibilidad de que pudiera dictaminarse el proyecto esta semana.