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    Negociaciones estancadas, temor por los rehenes y dudas por los desplazados: la guerra en Gaza cumple 6 meses

    La guerra de Gaza no está cerca de terminar. A seis meses del brutal ataque terrorista de Hamas que dio paso a una ofensiva total del ejército israelí sobre el enclave palestino, el conflicto ha dejado un dramático rastro de destrucción y muerte.

    Los bombardeos israelíes y la ofensiva terrestre han perdido intensidad en las últimas semanas, a la espera de la orden del premier Benjamin Netanyahu para iniciar el ataque final sobre la ciudad palestina de Rafah, fronteriza con Egipto, donde se amontonan 1,7 millones de personas que vienen huyendo hacia el sur para escapar de los combates y las bombas.

    Por otro lado, las negociaciones diplomáticas en Qatar que lleven a un cese el fuego exigido por el consejo de seguridad de la ONU y a la liberación de los 134 secuestrados que aún permanecen en poder de facciones palestinas en Gaza, están virtualmente estancadas.

    “La palabra del momento es impasse”, resumió el analista internacional especializado en Medio Oriente Federico Gaón.

    Guerra en Gaza: seis meses de un conflicto sin solución

    Este domingo se cumplen seis meses de la guerra. Todo estalló el 7 de octubre, cuando cientos de milicianos de Hamas y de otras facciones armadas palestinas irrumpieron en el sur de Israel y arrasaron con varias granjas colectivas, los conocidos kibutz, cerca de la frontera. En su accionar, perpetraron una masacre entre los asistentes del festival de música al aire libre conocido como Supernova. En total, mataron a más de 1200 personas y secuestraron a otras 240, dejando a Israel en un estado de conmoción generalizado. El ataque fue brutal e incluyó violaciones y asesinatos de niños, mujeres y ancianos, según el relato de sobrevivientes.

    Enseguida, el ejército israelí comenzó a bombardear la Franja de Gaza y semanas después lanzó una invasión terrestre que causó más de 32.000 muertos, en su mayoría civiles, de acuerdo al ministerio de Salud gazatí, en poder de Hamas. La ONU estima que más de 12.000 niños y adolescentes murieron en el conflicto.

    Decenas de personas fueron asesinadas en el festival Supernova el 7 de octubre en el sur de Israel (Foto: EFE)
    Decenas de personas fueron asesinadas en el festival Supernova el 7 de octubre en el sur de Israel (Foto: EFE)

    La guerra se extendió por todos lados. Mientras Israel atacaba Gaza, fuerzas aliadas a Irán en la región comenzaron a lanzar misiles sobre Israel. Los principales ataques llegaron desde el sur de Líbano a través del grupo chiíta Hezbolá, responsable del atentado terrorista a la AMIA de 1994. Pero también se abrieron otros frentes desde Siria, Irak y hasta Yemen, con facciones financiadas por Teherán como los hutíes yemeníes.

    Seis meses después, Gaza está arrasada y vive una crisis humanitaria sin precedentes. La relatora de la ONU para los Territorios Palestinos, Francesca Albanese, advirtió en un informe que “existen motivos razonables” para afirmar que Israel comete “actos de genocidio” en el enclave.

    La enorme mayoría de la población gazatí está refugiada en Rafah, donde la comida y los suministros médicos escasean, la gente vive en tiendas de campaña y espera una inminente ofensiva israelí. Allí, el gobierno de Benjamin Netanyahu sospecha que se oculta la cúpula de Hamas y están los 134 secuestrados que aún permanecen en poder de grupos palestinos, entre ellos ocho argentinos. El resto de los rehenes falleció o fue liberado durante un breve acuerdo alcanzado a fines de noviembre.

    Hoy, la sensación es que algo va a ocurrir en cualquier momento. Médicos Sin Fronteras alertó que un ataque a Rafah provocará una catástrofe. “Israel tiene la necesidad imperiosa de entrar a Rafah para acabar con Hamas, dar con los rehenes y recrear cierto control operativo en la Franja de Gaza”, dijo Gaón.

    “Si esto no ha ocurrido aún, es por temor a las represalias internacionales. La presión sobre Israel es alta, a tal punto que varios países europeos amenazan con reconocer a un estado palestino sin necesidad de un acuerdo previo entre las partes enfrentadas. Además, Estados Unidos, el aliado histórico de Israel, ha votado a favor de una resolución en el consejo de seguridad de la ONU que exige un cese el fuego inmediato”, indicó.

    En ese marco, crecen las protestas de los familiares de los rehenes por un acuerdo que permita la liberación de sus seres queridos. Incluso, el 31 de marzo, hubo una masiva protesta contra el gobierno de Netanyahu para exigir elecciones anticipadas y llegar a un acuerdo sobre los cautivos. La situación interna en Israel es cada vez más compleja.

    Netanyahu enfrenta una grave crisis interna por las presiones cada vez más fuertes de la sociedad para terminar con el privilegio de los religiosos ultraortodoxos, que están exentos de cumplir el servicio militar y, por ende, de ir a la guerra. Cualquier decisión sobre este tema puede desencadenar un conflicto. “Su coalición está conformada por la derecha más dura y religiosa. La unidad del gobierno se encuentra en un punto crítico que puede afectar mucho la estabilidad política” dijo Gaón.

    El conflicto no solo está en Gaza

    Said Chaya, coordinador del Núcleo de Estudios en Medio Oriente de la Universidad Austral, está convencido de que la situación está empeorando.

    “Es un escenario que presenta grandes desafíos. Me gustaría decir que las cosas van mejor, pero no es así. Por un lado, el gobierno israelí está abriendo la posibilidad de reactivar las negociaciones sobre los secuestrados y esa es una cuestión muy importante. De alguna manera, puede haber una reconfiguración del escenario en Gaza. Puede ser que estemos frente a eso”, apuntó.

    Uno de los tantos edificios en ruinas de Rafah (Foto: REUTERS/Mohammed Salem)
    Uno de los tantos edificios en ruinas de Rafah (Foto: REUTERS/Mohammed Salem)Por: REUTERS

    Pero los enfrentamientos siguen su curso. “Al mismo tiempo, se autorizaron nuevas acciones en la frontera norte, contra Hezbolá y los grupos palestinos que operan en el sur del Líbano, después de los ataques (atribuidos a Israel) contra objetivos sirios”, dijo Chaya.

    El 1° de abril, Irán acusó a Israel de bombardear su consulado en Damasco y amenazó con “una dura respuesta”. El ataque mató a por lo menos ocho personas, entre ellas un destacado comandante de los Guardianes de la Revolución islámica. Teherán prometió venganza.

    Para Chaya, “a eso se le agrega la cuestión de los colonos (israelíes) en Jerusalén y en la ribera occidental (Cisjordania), donde los enfrentamientos se están recrudeciendo día a día. Entonces, en lugar de hablar de un proceso que se está encaminando, hay un escenario atravesado por una enorme cuota de tragedia”.

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