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    El acusado por la Banelco se reunió con el número dos de Anses mientras el gobierno intenta destrabar la ley ómnibus

    El ex ministro de Trabajo del gobierno de la Alianza, Alberto Flamarique, se reunió el viernes con el subdirector ejecutivo de Anses, Guillermo Arancibia, mientras el Gobierno negocia las modificaciones a la ley ómnibus, cuyo tratamiento sigue trabado en la Cámara Alta.

     

    Como un revival de la fragilidad que atravesó la administración de Fernando De la Rúa a fines del 2000, el hombre señalado por el ex vicepresidente Carlos Chacho Álvarez como el autor de «la Banelco», fue recibido en las oficinas del organismo que administra una de las cajas más importantes del Estado nacional.

    El contexto no podría ser más problemático para que trascienda el regreso a la escena pública de la persona apuntada por el frepasismo como el encargado de convencer a los senadores de que votaran la flexibilización laboral. «Para los senadores tengo la Banelco», fue la frase que el ex secretario general de la CGT, Hugo Moyano, le atribuyó al por entonces titular del Ministerio de Trabajo ante la resistencia del peronismo en el Senado a refrendar la ley que impulsaba la Casa Rosada.

     

    El dirigente camionero había mantenido una reunión con Flamarique antes del tratamiento parlamentario. Cuando Moyano le recordó que el peronismo tenía el bloque más numeroso en la Cámara Alta, el funcionario habría respondido que utilizaría «la Banelco», tarjeta bancaria con la que habría aludido a las coimas para torcer voluntades de legisladores.

     

    El proyecto había sido aprobado en la Cámara de Diputados a principios de mayo, porque el oficialismo tenía mayoría. Sin embargo, el PJ constituía un obstáculo contra De la Rúa en el Senado y, por eso, aquella reforma laboral terminó bautizada como «la ley Banelco».

     

    La norma se promulgó el 29 de mayo, una mueca a la memoria del Cordobazo, pero el escándalo se desató cuando Álvarez se hizo eco de las versiones que daban cuenta del pago de sobornos para que se aprobara, en agosto del 2000.

     

    El senador Antonio Cafiero, integrante de la bancada peronista, se sumó a la cruzada anticorrupción del propio Vicepresidente de la Nación contra De la Rúa, y echó nafta al fuego cuando dijo que tenía «la certeza de que hubo sobornos». El conflicto escaló y Flamarique terminó presentándose durante la sesión del 23 de agosto de ese año en el recinto: «He venido al Senado para que, si hay un senador de este cuerpo que haya hablado conmigo o con algún funcionario de este gobierno de alguna transacción horrorosa para aprobar una ley, que me lo diga en la cara», expresó.

     

    Imputado y procesado en sede judicial, el ex jefe de Trabajo desmentiría en juicio las acusaciones. «Nadie me saca de la cabeza que Chacho armó el anónimo», declaró en tribunales.

    Su aparición en las oficinas de Anses, en medio de las dificultades de los libertarios para sacar adelante la ley ómnibus, parecen un deja vù.

     

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